
Esta é a historia de Pedro e Manuela, el xa morreu, parouselle o corazón e marchou deixándoa soa a ela.
Disque hai tempo que deixaron de mirarse, durmían xuntos pero sen tocarse, subían e baixan a mesma retorta canella, sempre el pola dereita ela pola esquerda, non había amor, nin odio, só indiferenza.
Disque moitos veciños lle tiñan envexa, pensaban que eran unha feliz parella, pero ninguén coñecía a súa vida secreta, aquelas humillacións, aqueles insultos, aquelas borracheiras, todas aquelas noites en vela.
Disque todos os domingos saían en parella, collidos do brazo camiño da igrexa, saudaban aos veciños, amigos e parentela, lucindo no pescozo e dedos colares e sortellas, trofeos das batallas que ganara na perdida guerra.
Disque un mal día Pedro pasouse coa botella e sen poder controlarse comezou a pegar nela, como xa non había respecto foille fácil cruzar a barreira, Manuela aguantou aquela noite e ao día siguiente como se nada ocorrese, lembrou aquela seta que había algún tempo no conxelador escondera, e preparou un xantar para celebrar a primeira malleira, ela non puido comer, impidiullo unha forte dor de cabeza e cando Pedro acabou, fregou os pratos e sentou á espera...
Disque un mal día Pedro pasouse coa botella e sen poder controlarse comezou a pegar nela, como xa non había respecto foille fácil cruzar a barreira, Manuela aguantou aquela noite e ao día siguiente como se nada ocorrese, lembrou aquela seta que había algún tempo no conxelador escondera, e preparou un xantar para celebrar a primeira malleira, ela non puido comer, impidiullo unha forte dor de cabeza e cando Pedro acabou, fregou os pratos e sentou á espera...
Versión en Castelán
Ésta es la historia de Pedro y Manuela, él ya murió, se le paró el corazón y marchó dejándola sola a ella.
Por lo visto hace tiempo que dejaron de mirarse, dormían juntos pero sin tocarse, subían y bajan la misma retorcida calleja, siempre él por la derecha ella por la izquierda, no había amor, ni odio, sólo indiferencia.
Por lo visto muchos vecinos le tenían envidia, pensaban que eran una feliz pareja, pero nadie conocía su vida secreta, aquellas humillaciones, aquellos insultos, aquellas borracheras, todas aquellas noches en vela.
Por lo visto todos los domingos salían en pareja, cogidos del brazo camino de la iglesia, saludaban a los vecinos, amigos y parentela, luciendo en el cuello y dedos, collares y sortijas, trofeos de las batallas que había ganado en la perdida guerra.
Por lo visto un mal día, Pedro se pasó con la botella y sin poder controlarse comenzó a pegar en ella, como ya no había respeto le fue fácil cruzar la barrera, Manuela aguantó aquella noche y al día siguiente como si nada hubiera ocurrido, recordó aquella seta que hacía algún tiempo en el congelador había escondido, y preparó una comida para celebrar la primera paliza, ella no pudo comer ,se lo impidió un fuerte dolor de cabeza y cuando Pedro acabó, fregó los platos y se sentó a la espera...
Por lo visto hace tiempo que dejaron de mirarse, dormían juntos pero sin tocarse, subían y bajan la misma retorcida calleja, siempre él por la derecha ella por la izquierda, no había amor, ni odio, sólo indiferencia.
Por lo visto muchos vecinos le tenían envidia, pensaban que eran una feliz pareja, pero nadie conocía su vida secreta, aquellas humillaciones, aquellos insultos, aquellas borracheras, todas aquellas noches en vela.
Por lo visto todos los domingos salían en pareja, cogidos del brazo camino de la iglesia, saludaban a los vecinos, amigos y parentela, luciendo en el cuello y dedos, collares y sortijas, trofeos de las batallas que había ganado en la perdida guerra.
Por lo visto un mal día, Pedro se pasó con la botella y sin poder controlarse comenzó a pegar en ella, como ya no había respeto le fue fácil cruzar la barrera, Manuela aguantó aquella noche y al día siguiente como si nada hubiera ocurrido, recordó aquella seta que hacía algún tiempo en el congelador había escondido, y preparó una comida para celebrar la primera paliza, ella no pudo comer ,se lo impidió un fuerte dolor de cabeza y cuando Pedro acabó, fregó los platos y se sentó a la espera...