Unha noite de inverno en que eu estaba nun tallo xunto ao lume e me quentaba
mans e pés, dito sexa con perdón, sentín petar con forza á miña porta, e coidando que houbese algunha liorta, fun abrir cun fungueiro e cun tizón. Desfechei e atopeime co fociño de Alifonso, do fillo de Goriño, que é por certo un garrido e bo rapaz. Viña calado e feito un choromicas porque morrera a tía das Furricas,
que ao amencer lle dera un paratrás. ------------------ Agora imosa velala esta noite no “abellón”.-----------------------------------------
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Sentaron no chan todos á roda; o rapaz coa rapaza se acomoda, cal se fora unha festa a comezar,e por máis que cheirase a tía Sabela.Principiou ás nove a larpadeladespois que se acabara de rezar. Primeiro unha garrafa de augardente correu de man en man, logo unha enchentede sardiñas salgadas se tomou;e no prebe das mesmas...cousa boa! fixeron sopas con algunha broaque enriba do mantel se esnaquizou.Os noivos xa picados coa bebidaapertaban á noiva esmorecidacontra do seu peito con amor,e alí loitando a xuventude axúntase,entrementres no cuarto da defunta,
só hai un silencio aterrador!Houbo xogos de prendas e barulloonde tanto menearon o bandullo,
que rematou algún por vomitar,
e as nenas xa mareadas da concienciaimpúñalles o xogo en penitencianas meixelas da morta ir bicar.Collidos pola man os concorrentes,e fungando baixiño e entre os dentes,
foron da morta á triste habitación, e volteando ao redor da defuntiña,
o vello, a vella, o mozo, e a mociñafungaban como funga un “abellón”.Pobre daquel que dese algunha falaou de bulir deixase pola fala!Sinal era de morte non fungar...! As honras do “abellón” son tan precisascomo son para os cregos moitas misase o gando e o ligón para labrar.Ao redor do cadáver da velliña,deron volta os mozos tan axiña, que o piso comezou a menear,e co peso quizais de tanta xenteafundíronse as táboas de repentee todos a un cortello foron dar.
-A de Deus! A de Deus! algúns berraban
que boca abaixo dun pontón colgabanou caeran feridos contra o chan.As rapazas erguíanse doridase outras,coas pernas xa medio rompidas,chamaban polo cura e o sancristán. Unha vella caeu escarranchadafacendo ao caer unha esmechadano curuto da testa, e o mirarque mesmo polo aire enriba dela viña con caixa e tapa a tía Sabela,quedou morta no sitio sen falar. Un mozo dende arriba caeu en baixo
envolto coa cabeza no refaixo
dunha rapaza linda coma un sol,
e feitos un novelo os dous collidos,cando deron no chan esmorecidos,
ela caeu en duro e el en mol.Os berros cando o piso se desfondaoiranse en tres leguas á redonda...A xustiza nun verbo alí chegou;polo seu mando foron recollidosa vella morta e os demais feridos,
e todo sosegado se quedou.Que vente ou xee, faga sol ou chova, xa non houbo outra cousa en Vilanovapor moito tempo máis de que falar,pero, xuncras me leve! se as rapazas e os mozos do “abellón” inda hoxe trazas teñen polo que eu sei de escarmentar.Non hai festa sen gaita nin foguetes, nin capa vella que non teña setesnin morto sen enterro nin “abellón”...
E logo a mocidade procura axiñaque onde haxa defunto ou defuntiñase faga un “abellón” para loitar;e entre tombos e bicos, eles, e elas,
andan todos alí ás apalpadelasesmagando a moral nese apalpar.-----------------------
* Debido a súa extensión eliminei algúns fragmentos. Está posta por min en galego normativo
Versión en castelán
“La danza del abejorro”, que se efectuaba imitando el vuelo del abejorro alrededor del cadáver en algunos pueblos costeros del sur de Galicia, Rías Baixas . Es un antiguo rito funerario en el que todos los familiares y asistentes al velatorio de un cadáver, formando rueda cogidos de la mano, daban vueltas alrededor del cuerpo imitando el zumbido de un abejorro. Este ritual fue recogido por Alfredo Brañas a raíz de un velatorio en el que él participó. Se creía que si alguno de los participantes hablaba o interrumpía el baile por cualquier causa, sería el primero de los presentes en morir.Una noche de invierno en que yo estaba
en un banco junto a la lumbre y me calentaba
manos y pies, dicho sea con perdón,
sentí llamar con fuerza a mi puerta,
y temiendo que hubiera alguna reyerta,
fui a abrir con una tranca y con un tizón.
Abrí la cerradura y me encontré con los hocicos
de Alifonso, el hijo de Goriño,
que es por cierto un garrido y buen chaval.
Venía callado y hecho un llorica
porque había muerto la tía de las Furricas,
que al amanecer le había dado un soponcio.
------------------ Ahora vamos
a velarla esta noche en el "
abellón".
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Se sentaron en el suelo todos a la rueda;
el mozo con la moza se acomoda,
cual si hubiera sido una fiesta a comenzar,
y por más que oliera la tía Sabela.
Principió a las nueve la comilona
después que se hubiera acabado de rezar.
Primero una garrafa de aguardiente
corrió de mano en mano, luego una comilona
de sardinas saladas se tomó;
y en el jugo de las mismas... ¡cosa buena!
hicieron sopas con algún pan de maíz
que arriba del mantel se desmenuzó.
Los novios ya picados con la bebida
apretaban a la novia desfallecida
contra su pecho con amor,
y allí luchando la juventud se auna,
mientras en el cuarto de la difunta,
¡sólo hay un silencio aterrador!
Hubo juegos de prendas y barullo
donde tanto menearon la barriga,
que terminó alguno por vomitar,
y las niñas ya mareadas de conciencia
les imponía el juego en penitencia
en las mejillas de la muerta ir a besar.
Cogidos por la mano los concurrente,
y bufando bajito y entre dientes,
fueron de la muerta a la triste habitación,
y volteando alrededor de la defunta,
el viejo, la vieja, el joven, y la mocita
bufaban como funga un "
abellón".
Pobre de aquel que diese alguna voz
o de moverse dejase por hablar!
¡Señal era de muerte no bufar...!
Las honras del "
abellón" son tan precisas
como son para los curas muchas misas
y el ganado y el ligón para labrar.
Alrededor del cadáver de la viejecita,
dieron vuelta los jóvenes tan rápido,
que el piso comenzó a moverse,
y con el peso quizás de tanta gente
se hundieron las tablas de repente
y todos a una cuadra fueron a dar.
-¡La de Dios! ¡La de Dios! algunos chillaban
que boca abajo de una vigueta colgaban
o habían caído heridos contra el suelo.
Las mozas se erguían doloridas
y otras,con las piernas ya medio rotas,
llamaban por el cura y el sacristán.
Una vieja cayó esparrancada
haciendo al caer una herida
en la coronilla de la cabeza, y al mirar
que mismo por los aires por encima de ella
venía con caja y tapa la tía Sabela,
quedó muerta en el sitio sin hablar.
Un joven desde arriba cayó abajo
envuelto con la cabeza en el refajo
de una moza linda como un sol,
y hechos un ovillo los dos cogidos,
cuando dieron en el suelo desvanecidos,
ella cayó en duro y él en blando.
Los gritos cuando el piso se hunde
se oirán en tres leguas a la redonda...
La justicia rapidamente allí llegó;
por su mando fueron recogidos
la vieja muerta y los demás heridos,
y todo sosegado se quedó.
Que sople el viento o hiele, haga sol o llueva,
ya no hubo otra cosa en Vilanova
por mucho tiempo más de que hablar,
pero, ¡judas me lleve! si las mozas
y los jóvenes del "abellón" aun hoy difícil lo
tienen por lo que yo sé de escarmentar.
No hay fiesta sin gaita ni cohetes,
ni capa vieja que no tenga sietes
ni muerto sin entierro ni "
abellón".
La familia su reputación perdería
sin hacer esa triste romería
que las cuerdas hace gemir del corazón.
Y por parte de la infamia que los parientes
recogen si no dan esas comilonas,
el difunto de los suyos se olvidará;
y pues ya que sus cenizas no honraron,
los amigos que en muerte así lo burlaron,
a todos desde el cielo maldicirá.
Y entonces la juventud procura tan pronto
donde haya difunto o defunta
se haga un "
abellón" para luchar
y entre tumbos y besos, ellos, y ellas,
andan todos allí a tientas
aplastando la moral en ese apalpar.
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* Debido a que es muy extensa eliminé algún fragmento en el poema. La traducción al castellano es mía.