jueves, 17 de septiembre de 2009

Canción Outonal




Hoxe sinto no corazón
un vago tremor de estrelas,

pero o meu camiño
pérdese
na alma da néboa.

A luz trónzame as ás
e a dor da miña tristeza
vai mollando os recordos
na fonte da idea.

Todas as rosas son brancas,
tan brancas como a miña pena,
e non son as rosas brancas,
que nevou sobre elas.

Antes tiveron o iris.
Tamén sobre a alma neva.
A neve da alma ten copos
de bicos e escenas
que se afundiron na sombra
ou na luz do que as pensa.

A neve cae das rosas,
pero a da alma queda,
e a pouta dos anos fai
un sudario con elas.


Desxearase a neve
cando a morte nos leve?
Ou despois haberá outra neve
e outras rosas máis perfectas?
Será a paz connosco
como Cristo nos ensina?
Ou nunca será posible
a solución do problema?

E se o amor nos engana?
Quen a vida nos alenta
se o crepúsculo nos afunde
na verdadeira ciencia
do Ben que quizais non exista,
e do Mal que latexa cerca?

Se a esperanza se apaga
e
a Babel se comeza,

que facho iluminará
os camiños na Terra?

Se o azul é unha ilusión,

que será da inocencia?

Que será do corazón
se o Amor non ten frechas?
E se a morte é a morte,
que será dos poetas
e das cousas durmidas
que xa ninguén as lembra?


Oh sol das esperanzas!
Auga clara! Lúa nova!
Corazóns dos nenos!
Almas rudas das pedras!

Hoxe sinto no corazón
un vago tremor de estrelas
e todas as rosas son
tan brancas como a miña pena.


Federico Garcia Lorca


Versión orixinal

CANCIÓN OTOÑAL

Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas,
pero mi senda se pierde
en el alma de la niebla.
La luz me troncha las alas
y el dolor de mi tristeza
va mojando los recuerdos
en la fuente de la idea.

Todas las rosas son blancas,
tan blancas como mi pena,
y no son las rosas blancas,
que ha nevado sobre ellas.
Antes tuvieron el iris.
También sobre el alma nieva.
La nieve del alma tiene
copos de besos y escenas
que se hundieron en la sombra
o en la luz del que las piensa.

La nieve cae de las rosas,
pero la del alma queda,
y la garra de los años
hace un sudario con ellas.

¿Se deshelará la nieve
cuando la muerte nos lleva?
¿O después habrá otra nieve
y otras rosas más perfectas?
¿Será la paz con nosotros
como Cristo nos enseña?
¿O nunca será posible
la solución del problema?

¿Y si el amor nos engaña?
¿Quién la vida nos alienta
si el crepúsculo nos hunde
en la verdadera ciencia
del Bien que quizá no exista,
y del Mal que late cerca?

¿Si la esperanza se apaga
y la Babel se comienza,
qué antorcha iluminará
los caminos en la Tierra?

¿Si el azul es un ensueño,
qué será de la inocencia?
¿Qué será del corazón
si el Amor no tiene flechas?

¿Y si la muerte es la muerte,
qué será de los poetas
y de las cosas dormidas
que ya nadie las recuerda?
¡Oh sol de las esperanzas!
¡Agua clara! ¡Luna nueva!
¡Corazones de los niños!
¡Almas rudas de las piedras!
Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas
y todas las rosas son
tan blancas como mi pena.

Federico Garcia Lorca