Aló polo ano 72 do século pasado, un 7 de Agosto, estabamos as miñas amigas máis eu, na festa das Neves, era luns, o último día da festa, eu estivera a piques de non poder ir, ao meu avó xa lle parecía suficiente o sábado e o domingo de festa, pero eu sabía como convencelo, non era moi difícil.
A tarde presentábase un pouco aburrida, case non había xente, a orquestra non paraba de tocar, vin como un grupo de mozos viña cara o campo da festa e vino,e naquel intre souben que o tiña que coñecer.
A orquestra comezou a tocar esta canción, el veu ao meu carón e díxome se bailábamos, e bailamos, que ben ulía!.
Bailamos aquel día ata que rematou a verbena e levamos 38 anos bailando e tamén moitas veces tropezando, esvarando,... ,e de novo bailando.
Pero iso é a vida, ou non?
No puedo creer que es verdad
Que tanta felicidad
Haya viajado hasta mí
Y simplemente aprendí
Que el cielo siento alcanzar
Pensando que voy a amar
Por eso no puedo así
Quitar mis ojos de ti.
Tú tienes que perdonar
Mi insolencia al mirar
Toda mi culpa no es
Me he enamorado esta vez
Difícil es ser y existir
Sin ti no quiero vivir
Por eso no puedo así
Quitar mis ojos de ti.
Te quiero mucho
Mi bien compréndelo te quiero mucho
Con toda intensidad te necesito
Dígote la verdad.
Te quiero mucho
Y pido sin cesar que no me dejes
Ya que te encontré
Pues voy a amarte
Siempre quiero amarte.
No puedo creer que es verdad
Que tanta felicidad
Haya viajado hasta mí
Y simplemente aprendí
Que el cielo siento alcanzar
Pensando que voy a amar
Por eso no puedo así
Quitar mis ojos de ti.
Te quiero mucho
Mi bien compréndelo te quiero mucho
Con toda intensidad te necesito
Dígote la verdad.
Te quiero mucho
Y pido sin cesar que no me dejes
Ya que te encontré
Pues voy a amarte
Siempre quiero amarte.
Te quiero mucho
Mi bien compréndelo te quiero mucho
Con toda intensidad te necesito
Dígote la verdad.
Allá por el año 72 del siglo pasado, un 7 de Agosto, estábamos mis amigas y yo, en la fiesta de las Nieves, era lunes, el último día de la fiesta, yo había estado a punto de no poder ir, a mi abuelo ya le parecía suficiente el sábado y el domingo de fiesta, pero yo sabía convencerlo, no era muy difícil.
La tarde se presentaba un poco aburrida, casi no había gente, la orquesta no paraba de tocar. De pronto vi como un grupo de jóvenes venían hacia el campo de la fiesta y allí estaba, y en aquel momento supe que tenía que conocerle.
La orquesta comenzó a tocar esta canción, él se acercó a mi y me dijo si bailaba, y bailamos, ¡qué bien olía!.
Bailamos aquel día hasta que termino la verbena y llevamos 38 años bailando y también muchas veces tropezando, resbalando,... , y de nuevo bailando.
Pero eso es la vida, ¿no?