martes, 2 de febrero de 2010

Reflexións


imaxe baixada da internet


Cando chegas a certa idade e miras cara a atrás, ves como desde que tes recordos, non fuches máis ca un elo formando parte dunha cadea. Dende que naces estás suxeito a unhas normas estritas e xa establecidas con antelación e que a maioría das veces ninguén che vai preguntar se estás de acordo ou non, ti só tes que cumprilas.

Segundo onde che toque nacer, farante membro dunha comunidade e ninguén che vai preguntar se queres ser socio ou non. Alguén decide como te chamarán o resto da túa vida, se tes sorte igual chegue a gustarche o nome, se es muller fanche un buraco en cada orella e colgan uns pendentes, sempre me preguntei porque as mulleres tiñamos que levar pendentes ao nacer.

Cando te das conta xa pasaron algúns anos e comeza a verdadeira escravización, escolarízante e a partires diso terás que cumprir un horario que xa será para o resto da túa vida . Pero non só estarás atado a un horario, porque no escola hai unhas normas de obrigado cumprimento e si ti non as cumpres comezarán os problemas, ninguén vai pensar que tes dereito a ser ti mesmo, que non tes porque estar sentado cando en realidade che apetece saltar, que se te aburres coas matemáticas, que se o recreo dura moi pouco... un montón de preceptos que se os rompes arríscaste a ser obxecto de estudo.

Desde cativo hai que aprender as normas que establece a sociedade, non podes comer coas mans, tes que sentar dereito na mesa, non podes comer coa boca aberta, non podes arrotar, non podes soltar peidos, non podes, non podes..."iso non se di", "iso non se fai", "estás castigado".

Segundo vas avanzando en anos encontraraste con máis "non podes", cando te deas conta e se non reaccionas a tempo a túa vida non será máis ca un "non podes", pero tranquilo porque para a sociedade terás sido o elo perfecto, o que nunca rompeu a norma e todos dirán "era moi boa persoa".






Versión en castelán

Cuando llegas a cierta edad y miras hacia atrás, ves como desde que recuerdas, no fuiste más que un eslabón formando parte de una cadena. Desde que naces estás sujeto a unas normas estrictas y ya establecidas con antelación y que la mayoría de las veces nadie te va a preguntar se estás de acuerdo o no, ti sólo tienes que cumplirlas.

Según donde te toque nacer, te harán miembro de una comunidad y nadie te va a preguntar se quieres ser socio o no.
Alguien decide como te llamarán el resto de tu vida, si tienes suerte igual llegue a gustarte el nombre, si eres mujer te hacen los agujeros en las orejas y te cuelgan unos pendientes, siempre me pregunté porque las mujeres teníamos que llevar pendientes al nacer.

Cuando te des cuenta ya pasaron algunos años y comienza la verdadera esclavización, te escolarizan y a partir de ahí tendrás que cumplir un horario que será para el resto de tu vida . Pero no sólo estarás atado a un horario, porque en la escuela hay unas normas de obligado cumplimiento y sí tú no las cumples comenzarán los problemas, nadie va a pensar que tienes derecho a ser tú mismo, que no tienes porque estar sentado cuando en realidad te apetece saltar, que si te aburres con las matemáticas, que si el recreo dura muy poco... un montón de preceptos que si los rompes te arriesgas a ser objeto de estudio.


Desde niño hay que aprender las normas que establece la sociedad, no puedes comer con las manos, tienes que sentar derecho en la mesa, no puedes comer con la boca abierta, no puedes erutar, no puedes soltar pedos, no puedes, no puedes..."eso no se dice", "eso no se hace", "estás castigado".

Según vas avanzando en años te encontrarás con más "no puedes", cuando te des cuenta y si no reaccionas a tiempo tu vida no será más que un "no puedes", pero tranquilo, porque para la sociedad habrás sido el eslabón perfecto, el que nunca rompió la norma y todos dirán "era muy buena persona".

11 comentarios:

RGAlmazán dijo...

Pues sí, es tremenda la coerción que significa la educación. Pero la socialización es necesaria. Habría que separar el grano de la paja y educar "en libertad", siempre sabiendo qué significa educar.

Salud y República

Isabel Martínez Barquero dijo...

Me han hecho pensar tus reflexiones, amiga Dilaida.

Estoy de acuerdo en casi todo. Digo en casi, porque es cierto que te educan como señalaba la canción de Serrat: "niño, deja ya de jugar con la pelota", "niño, que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca". Muchas coerciones. Quizá demasiadas. De criaturas, somos puro instinto y todo nos es dado sin elección alguna. A cambio, gozamos de una seguridad extrema, una seguridad que desaparece al ganar intelecto.
Pero estoy de acuerdo con RGAlmazán en que esto forma parte del proceso de socialización, para que no seamos unos auténticos bárbaros.

Además, para mí este tema entronca con el de los límites de la libertad, porque la coerción perenne en la época adulta consigue lo que tú bien defines como un perfecto eslabón de la cadena. A esa coerción sí me resisto, que la libertad del otro termina donde empieza la mía.

Un grandísimo abrazo, galleguiña, que es un placer intentar descrifar esa lengua querida.

mariajesusparadela dijo...

Algunos aprendemos a deseducarnos.

Felipe Medina dijo...

Es muy cierto que desde que nacemos estamos condicionados.Es el modelo de universalización de la conciencia,en el que los seres humanos adoptan patrones acordes con el sistema y sumergidos en él.
Es el recorrido con la escolta de la libertad vigilada.

Bicos

Mercedes Pinto dijo...

Ciertamente, para que un grupo funcione hay que acatar una serie de normas. Desde el principio de la existencia del hombre ha sido así, tenía que ser así. El individuo debe entender que su supervivencia para por tener conciencia del grupo. Según se mire, puede resultar triste; pero a mí me parece más triste ver a un hombre solo.
Un placer leerte. Hasta pronto.

Isabel Barceló Chico dijo...

Estoy de acuerdo con RGAlmazán y con Isabel Martínez. Es preciso aprender a sujetarse a unas normas para poder vivir/convivir en sociedad. Otra cosa es que enseñemos también a discernir críticamente lo que es un convencionalismo social (comer con la boca cerrada) y lo que es un abuso (obedecer mansamente cuando te aplican un castigo injusto, p.e.). Pienso que formar ciudadanos tiene que suponer el aprendizaje de los valores, principios y normas de convivencia y también el desarrollo de la inteligencia capaz de transformar aquellos convencionalismos que, lejos de favorecernos o hacernos más libres, nos convierten en borregos.
Por lo demás, entiendo muy bien lo que dices: la edad nos permite deshacernos de ciertos convencionalismos, pero no estoy segura de que nos haga más libres. Alcanzar la libertad es algo seguramente más complejo y que requiere un gran esfuerzo por nuestra parte.
Has planteado un debate interesantísimo, que da para hablar horas y horas... Un abrazo muy fuerte.

Ciberculturalia dijo...

Si pero la ventaja de la experiencia traducida en acumulación de días, meses y años... es que podemos aprender a desaprender... podemos comenzar a ser más libres, menos presionados. Creo que si se puede. Debemos hacerlo.
Me ha gustado mucho tu entrada
Un beso

paideleo dijo...

Como dicía o outro: Si quieres ser feliz como dices; no analices, muchacho, no analices.

Irene Martín dijo...

Tremenda reflexión que enfrenta a la libertad con la seguridad, a la solidaridad con la individualidad y a la sociedad con el buen salvaje.

Errata y errata dijo...

Una persona inteligente a mi manera de ver es aquella que sabe adaptarse sin vender el alma al diablo, que sabe decir NO cuando hace falta, que sabe discernir entre lo superfluo y lo realmente importante. Y cuando algo es importante, no se calla. Las normas son necesarias para vivir en sociedad. La sociedad es importante para sobrevivir. Sobrevivir es importante para vivir. Y vivir es saber donde dejar de hacer caso a las normas.

matrioska_verde dijo...

vivimos alienados gran parte da nosa vida, por eso algunhas pequenas "mexadas fora do orinal" son todo un triunfo.

biquiños,