Así quedou a auga do río no que estivo a raposa e o lobo a pescar
Foise un día a raposa xunto do lobo e díxolle:
-Hoxe levei unha fartura de troitas que comín as que quixen.
-E logo como fixo para collelas, comadre?
-Pois atei unha cesta ao rabo e metinme no río dicindo: "Troitas á cesta e peixes ao rabo" e encheuse tanto que case non podía con ela para sacala.
-Pois esta noite vou eu -dixo o lobo.
Aquela noite caía unha xeada que metía medo, mais o lobo tiña tantas ganas de troitas que non se arredou polo frío que podía facer e foi onda a raposa para que lle atase a cesta ao rabo. A raposa, de cando en cando, pillaba unha pedra e botáballa na cesta e el dicía:
-Ai, comadre, como pesa!
Afondou a cesta co peso das pedras e a raposa dicíalle ao lobo que non tivese présa, que canto máis tempo estivese no río máis se lle enchía a cesta. A xeada apertaba cada vez máis de xeito que, cando o lobo se decatou, encarambeláranse o río e quedara preso polo rabo. Entón chamou pola raposa dicíndolle:
-Ai, comadre, vai buscar uns martelos, para romper os carambelos, pero vaia por lonxe dos palleiros que non o sintan os cadelos.
A raposa, en vez de ir por lonxe dos palleiros, ía o máis preto deles que podía. O lobo ao ver por onde ía, berroulle desesperado:
-Por lonxe dos palleiros, señora comadre!. Por lonxe dos palleiros!
E a raposa respondíalle:
-Que vaia por onde os palleiros? Xa vou! Xa vou!
E fixo de maneira que alborotou a todos os cans do lugar, que se botaron detrás dela. E a condenada, en lugar de ir por lonxe de onde estaba o lobo, colleu dereito a el. Cando o lobo viu que ía cara a el aquel fato de cans, berroulle á raposa:
-Por alá! Por alá, con esa xentiña!
E a raposa respondíalle:
-Que vaia axiña? Xa vou! Xa vou!
E foi pasando mesmo ao carón do lobo. Os cans botáronse todos a el de maneira que se viu tan apertado que se puxo a tirar con toda a forza ata que se deu soltado, mais quedoulle arrincado o rabo. E despois o lobo ía fuxindo por unha costa arriba, vertendo o sangue pola ferida en tanto que a raposa lle berraba:
-Quen será aquel guilindeiro que vai por aquel lombeiro cichando sangue polo traseiro?
Antoloxía do conto popular galego
El presidente del PP, Mariano Rajoy, y Esperanza Aguirre conversan durante un desayuno informativo (Efe).
Castelán
Fue un día la zorra junto al lobo y le dijo:
-Hoy pesqué una abundancia de truchas que comí las que quise.
-¿Y luego como hizo para cogerlas, comadre?
-Pues até una cesta al rabo y me metí en el río diciendo: "Truchas a la cesta y peces al rabo" y se llenó tanto que casi no podía con ella para sacarla.
-Pues esta noche voy yo -dijo el lobo.
Aquella noche caía una helada que metía miedo, pero el lobo tenía tantas ganas de truchas que no le dio miedo el frío que podía hacer y fue junto a la zorra para que le atara la cesta al rabo.
La zorra, de cuando en cuando, cogía una piedra y se la echaba en la cesta y él decía:
-¡Ay, comadre, como pesa!
Se hundió la cesta con el peso de las piedras y la zorra le decía al lobo que no tuviera prisa, que cuanto más tiempo estuviera en el río más se le llenaba la cesta.
La helada apretaba cada vez más de suerte que, cuando el lobo se enteró, se había congelado el río y había quedado preso por el rabo. Entonces llamó por la zorra diciéndole:
-Ay, comadre, vaya a buscar unos martillos, para romper el hielo, pero vaya lejos de los pajares para que no la oigan los perros.
La zorra, en vez de ir alejada de los pajares, iba lo más cerca que podía. El lobo al ver por donde iba, le chilló desesperado:
-¡Lejos de los pajares, señora comadre! ¡Lejos de los pajares!
Y la zorra le respondía:
-¿Qué vaya por los pajares? ¡Ya voy! ¡Ya voy!
E hizo de forma que enfureció a todos los perros del lugar, y estos comenzaron a correr detrás de ella. Y la "astuta", en lugar de ir lejos de donde estaba el lobo, fue hacia él.
Cuando el lobo vio que iba hacia él aquella jauría, le chilló a la zorra:
-¡Por allá! ¡Por allá, con esa gente!
Y la zorra le respondía:
-¿Qué vaya enseguida? ¡Ya voy! ¡Ya voy!
Y fue hacia a donde estaba el lobo. Los perros se echaron todos a él de manera que se vio tan apurado que se puso a tirar con todas sus fuerzas hasta que consiguió soltarse, pero arrancó el rabo.
Y después el lobo iba huyendo por una cuesta arriba, vertiendo la sangre por la herida en tanto que la zorra le chillaba:
-¿Quién será aquel gilipollas que va por aquel costero echando sangre por trasero?
7 comentarios:
Me lo contó mi abuelito y me gustó cuando era neno y ahora... que ya no lo soy
A ver se contestan, por alusións...
excelente cuento para mentes inhabilitadas por caprichosas
Bicos
Curioso cuento, jamas lo habia escuchado, pero me ha gustado.
Un abrazo
hermoso cuento!!
no lo conocía y me encantó!!
gracias por compartir..
besos y buen finde
No conocía este cuento, gracias por compartirlo!
Besitos, mi querida amiga!
Muy aguda la fábula y muy atinada la foto, me ha gustado querida amiga, un bico
Publicar un comentario