miércoles, 25 de noviembre de 2009

Xa Zeus exercía como maltratador



A violencia de xénero nos textos antigos como a Ilíada de Homero e a Teagonía de Hesíodo é algo tan natural que pasará a formar parte da cultura grecolatina.


Así trataba Zeus á súa esposa - irmá Hera:


«Mais senta en silencio e acata a miña palabra,
non sexa que nin todos os deuses do Olimpo poidan socorrerte
cando eu me achegue e che poña enriba as miñas inaferrables mans» (Homero, Ilíada, I, vv. 565-567).


«Non lembras cando estabas suspendida no alto e dos pés che colguei senllas bigornias e rodeeiche as mans cunha cadea áurea irrompible?»

(Homero, Ilíada, XV, vv. 18-20).


Mentres, Hefesto aconsella á súa nai que soporte a violencia de Zeus:


«Soporta, nai miña, e domínate, aínda que esteas apesarada; que ti, aínda séndome tan querida, non teña que verte cos meus ollos mallada. Entón non poderei, aínda aflixido, socorrerte, pois doloroso é rivalizar co Olímpico»
(Homero, Ilíada, I, vv. 586-589).


Na literatura grega, estes versos son o primeiro exemplo documentado de malos tratos físicos, exercidos polo sexo masculino contra o feminino, no que se manifesta a idea sexista da inferioridade das mulleres. Para demostrar a súa superioridade, non só como divindade senón tamén como membro do sexo masculino, Zeus converte a violencia contra Hera en violencia de xénero.


Desde o século VIII aC en diante, o patriarcado como sistema, o sexismo como ideoloxía e a violencia como ferramenta de submisión e de dominio marcaron as vidas, reais ou de ficción, das mulleres gregas protagonistas dos textos clásicos.

Unha das primeiras referencias á violencia simbólica exercida contra as mulleres na literatura grega aparece na Teogonía, de Hesíodo, (VIII aC) famoso pola súa misoxinia. Nel, o autor desvaloriza e menospreza ao sexo feminino. O poeta conta que os homes vivían felices e libres de todo mal ata que os deuses os castigaron por mor da soberbia de Prometeo, que lles roubou o lume. Zeus enviou a Pandora, a primeira muller, como un valioso e enganoso agasallo, dando orixe á raza feminina. Pandora abriu a xarra onde se gardaban as calamidades que, asociadas á morte, ciscáronse por toda a terra. En consecuencia, os seres humanos, entón xa homes e mulleres, convertéronse en mortais:


«Espiñento engano, irresistible para os homes. Pois dela descende a estirpe de femininas mulleres. Gran calamidade para os mortais, cos homes conviven sen conformarse coa funesta penuria, senón coa saciedade»
(Hesíodo, Teogonía, vv. 590-594).


Xunto ás obras de Hesíodo, o texto que mellor ilustra a tradición misóxina, enraizada no pensamento grego desde época arcaica, é o coñecido Iambo número 5 de Semónides (VII aC), no que o autor caracteriza ás mulleres atribuíndolles as imaxes despectivas asociadas ás femias de distintas especies animais.


« Outra sae á cadela, espelida
como esta, fiel estampa da súa nai,
que quere oílo todo e decatarse,
e albiscando métese en todas partes,
e aínda non vendo a ninguén, a ese ládralle.
Non a para o marido, que ameace
ou que a pedradas, furioso, o dente
lle rompa ou que lle fale con agarimo;
ata sentada con estraños, segue
empeñada en ladrar inutilmente.
[...] Outra é un asno mallado e gris
que apenas pola forza e con insultos
consente en algo ao fin, e a quen lle doe
ata o que lle gusta; [...]»
(Semónides, Iambo nº 5, vv. 12-20, 43-49






Versión en castelán
La violencia de género en los textos antiguos como la Ilíada de Homero y la Teagonía de Hesíodo es algo tan natural que pasará a formar parte de la cultura grecolatina.


Así trataba Zeus a su esposa - hermana Hera:


«Mas sienta en silencio y acata mi palabra, no sea que ni todos los dioses del Olimpo puedan socorrerte cuando yo me acerque y te ponga encima mis inaferrables manos»
(Homero, Ilíada, I, vv. 565-567).


«¿No recuerdas cuando estabas suspendida en alto y de los pies te colgué sendos yunques y te rodeé las manos con una cadena áurea irrompible?»
(Homero, Ilíada, XV, vv. 18-20).


Mientras, Hefesto aconseja a su madre que soporte la violencia de Zeus:


«Soporta, madre mía, y domínate, aunque estés apenada; que tu, aun siéndome tan querida, no tenga que verte con mis ojos, maltratada. Entonces no podré, aún afligido, socorrerte, pues doloroso es rivalizar con el Olímpico»
(Homero, Ilíada, I, vv. 586-589).


En la literatura griega, estos versos son el primer ejemplo documentado de maltratos físicos, ejercidos por el sexo masculino contra el femenino, en el que se manifiesta la idea sexista de la inferioridad de las mujeres. Para demostrar su superioridad, no solo cómo divinidad sino también como miembro del sexo masculino, Zeus convierte la violencia contra Hera en violencia de género.

Desde el siglo VIII aC en adelante, el patriarcado como sistema, el sexismo como ideología y la violencia como herramienta de sumisión y de dominio marcaron las vidas, reales o de ficción, de las mujeres griegas protagonistas de los textos clásicos.


Una de las primeras referencias a la violencia simbólica ejercida contra las mujeres en la literatura griega aparece en la Teogonía, de Hesíodo, (VIII aC) famoso por su misoginia. En él, el autor desvaloriza y menosprecia al sexo femenino. El poeta cuenta que los hombres vivían felices y libres de todo mal hasta que los dioses los castigaron por culpa de la soberbia de Prometeo, que les robó el fuego. Zeus envió a Pandora, la primera mujer, como un valioso y engañoso regalo, dando origen a la raza femenina. Pandora abrió la jarra donde se guardaban las calamidades que, asociadas a la muerte, se desparramaron por toda la tierra. En consecuencia, los seres humanos, entonces ya hombres y mujeres, se convirtieron en mortales:


«Espinoso engaño, irresistible para los hombres. Pues de ella desciende la estirpe de femeninas mujeres. Gran calamidad para los mortales, con los hombres conviven sin conformarse con la funesta penuria, sino con la saciedad»
(Hesíodo, Teogonía, vv. 590-594).


Junto a las obras de Hesíodo, el texto que mejor ilustra la tradición misógina, enraizada en el pensamiento griego desde época arcaica, es el conocido Yambo número 5 de Semónides (VII aC), en el que el autor caracteriza a las mujeres atribuyéndoles las imágenes despectivas asociadas a las hembras de distintas especies animales.


« Otra sale a la perra, vivaracha

como ésta, fiel estampa de su madre,

que quiere oírlo todo y enterarse,

y atisbando se mete en todas partes,

y aún no viendo a nadie, a ése le ladra.

No la para el marido, que amenace

o que a pedradas, furioso, el diente

le quebrante o que le hable con cariño;

hasta sentada con extraños, sigue

empeñada en ladrar inútilmente.

[...] Otra es un asno apaleado y gris

que apenas por la fuerza y con insultos

consiente en algo al fin, y a quien le duele

hasta lo que le gusta; [...]»



5 comentarios:

RGAlmazán dijo...

Una entrada histórica muy bien documentada. Y ahí seguimos. Se podría seguir durante los últimos dos mil años, y veríamos que hasta hace bien poco la mujer, y sólo en algunas sociedades, ha alcanzado la igualdad de derecho, que de hecho todavía no lo ha conseguido en ningún sitio.
Ahi están las estadísticas de cualquier país para que se puedan observar y ver los datos desgraciados de mujeres maltratadas, una parte de ellas asesinadas.
En fin, es necesario recordar nuestras miserias para que algún día no sea necesario celebrar los días conmemorativos.

Salud y República

Naveganterojo dijo...

Con la chica de ayer en cataluña ya son 58 las mujeres asesinadas este año en España por....¿hombres?, lo dudo, yo mas bien les llamaria salvajes inhumanos, pues llamarles bestias es insultar a tan inteligentes animales.
Pero seguimos rebajandoles las condenas por estar borrachos, por locura transitoria, y por mil trapicheos lagales que al final les dejan casi libres.
Estoy en contra de la pena de muerte, pero a veces.....
Un abrazo.
Salud y felicidad

Ciberculturalia dijo...

Querida, una entrada interesantísima y muy trabajada. Ojalá algún día no sea necesario que haya un día especial contra la violencia a las mujeres porque ya sea haya superado esta lacra.
Un beso

mariajesusparadela dijo...

Desgraciadamente, sempre haberá algún animaliño de Dios.
E non hai que queixarse demasiado, que xa ben avanzamos

Felipe Medina dijo...

Nos has recordado la historia de la humanidad para saber que desde muy antiguo la mujer era una esclava del hombre.
Aún hoy en muchos paises,principalmente islámicos,la cosa no ha cambiado demasiado.
Aunque no soy partidario de los días de...,porque es una lucha deñ día a día la que hay que mantener contra la violencia de género,si es necesario enviar a toda la sociedad un mensaje de alerta y,en este caso,de dolor.

Bicos