martes, 11 de mayo de 2010

O érbedo,

Heracles loitando con Xerión,
imaxes tomadas da rede:

O érbedo, erbedo, erbedro, esbedro, erbedeira, moroteiro, morongueiro, morodoeiro, amoroqueiro, mirogueiro, albedro (Arbutus unedo).

A lenda de Hércules e Xerión foi descrita por diversos poetas gregos entre eles por Estesícoro de Himera no 590 a.C quen compuxo un poema, de nome Xerioneis (Historia de Xerión) .

"Como décimo traballo Heracles tiña que ir buscar o gando de Xerión a Eriteia. É esta unha illa, situada nas proximidades do Océano, que agora se chama [ Tartessos ], esta illa estaba habitada por Xerión...[...]. Xerión tiña os corpos de tres homes unidos polo ventre, e divididos en tres desde os costados e as coxas. Era propietario dun vermello rabaño [de bois]. Euritión era o seu pastor e o seu can gardián, Orto, de dúas cabezas,.... Viaxando a través de Europa foi buscar o rabaño de Xerión, e matou moitas bestas salvaxes. Foise a Libia e ao pasar por Tartessos levantou as dúas columnas, unha a cada lado, nos límites de Europa e de África, como monumento da súa viaxe. Ao longo da súa viaxe foi abrasado polo sol e el dobrou o seu arco contra o sol. O sol, admirado do seu atrevemento, deulle unha copa de ouro, coa que atravesaría o Océano. Chegou a Eriteia e hospedouse no monte Abas. O can divisouno e precipitouse sobre el, pero golpeouno coa súa maza. Cando o pastor veu salvar ao can, Heracles matouno tamén. [ Outro Pastor], que pastoreaba o rabaño de Hades naquel lugar, contoulle a Xerión o sucedido. Xerión sorprendeu a Heracles á beira do río Antemo, no preciso momento de levar o rabaño. Loitou con el e matouno. Heracles embarcou o rabaño na copa, atravesou o mar cara a [Cádiz] e devolveu a copa ao Sol".

Do sangue do xigante Xerión xurdiu o érbedo, unha árbore que florece e dá froitos ao mesmo tempo; e sempre na época en que as Pléiades relocen especialmente no firmamento. A imaxe mítica de Xerión expresa moi ben o vigor co que é capaz de rexurdir este arbusto tras un incendio ou a tala do bosque, con gromos de cortiza avermellada que medran moi rápido, cubrindo a terra espida e protexendo o chan. Dese modo, favorece de forma moi eficaz a rexeneración do bosque.

Esa vitalidade asombrosa e capacidade de rexurdir das cinzas, así como a súa folla sempre verde, fixérono símbolo da inmortalidade.

Esta árbore, entre os romanos, estaba consagrado á ninfa Cardea, que vivía no Lucus Helerni, unha fraga sacra á beira do Tíber. Conta a súa lenda que se insinuaba aos incautos cos seus encantos co fin de atraelos ao corazón da fraga e alí burlábaos desaparecendo sen que nunca ninguén lograse atopala. Aquel xogo ramatou cando Xano se namorou dela e a ninfa non puido agocharse do deus das dúas caras que, a cambio do amor roubado, concedeulle o poder de espantar ás bruxas, así como de curar aos nenos, aos enfermos e aos enfeitizados. Segundo conta Ovidio, cando a invocaban, usaba unha variña de érbedo coa que tocaba por tres veces as portas e os limiares conxurando desa maneira todo mal, «o seu poder é abrir o que está pechado e pechar o que está aberto».

Os romanos utilizaban esta árbore nas súas cerimonias fúnebres, tal como conta Virxilio na Eneida, cando relata o derradeiro adeus a Palente (Libro XI) "Outros, solícitos, tecen con varas de érbedo e pólas de aciñeira o armazón dun brando féretro, e dan sombra con teito de follas ao leito así formado..."



Versión castelán

El madroño

La leyenda de Hércules y Gerión fue descrita por diversos poetas griegos entre ellos por Estesícoro de Himera en torno al 590 a.C. quien compuso un poema, de nombre Geryoneis (Historia de Gerión.

"Como décimo trabajo se ordenó a Heracles el ir a buscar el ganado de Gerión a Eriteia. Es esta una isla, situada en las proximidades del Océano, que ahora se llama [ Tartessos ], esta isla estaba habitada por Gerión...[...]. Gerión tenía los cuerpos de tres hombres unidos por el vientre, y divididos en tres desde los costados y los muslos. Era propietario de un rojo rebaño [de bueyes]. Euritión era su pastor y su perro guardián, Orto, de dos cabezas,.... Viajando a través de Europa a buscar el rebaño de Gerión, Heracles mató muchas bestias salvajes. Se fue a Libia, [Africa], y al pasar por Tartessos levantó las dos columnas, una a cada lado, en los límites de Europa y de África, como monumento de su viaje. A lo largo de su viaje fue abrasado por el sol y él dobló su arco contra el sol. El sol, admirado de su atrevimiento, le dio una copa de oro, con la que atravesaría el Océano. Llegó a Eriteia y se hospedó en el monte Abas. El perro lo divisó y se precipitó sobre él, pero le golpeó con su maza. Cuando el pastor vino a salvar al perro, Heracles lo mató también. [ Otro Pastor], que pastoreaba el rebaño de Hades en aquel lugar, le contó a Gerión lo sucedido. Gerión sorprendió a Heracles al lado del río Antemo, en el preciso momento de llevarse el rebaño. Luchó con él y le mató. Heracles embarcó el rebaño en la copa, atravesó el mar hacia [Cádiz] y devolvió la copa al Sol".

De la sangre del gigante Gerión surgió el madroño, un árbol que florece y da frutos al mismo tiempo; y siempre en la época en que las Pléyades relucen especialmente en el firmamento. Esta imagen mítica de Gerión expresa muy bien el vigor con el que es capaz de resurgir este arbusto tras un incendio o la tala del bosque, con retoños de corteza rojiza que crecen muy rápido, cubriendo la tierra desnuda y protegiendo el suelo. De ese modo, favorece de forma muy eficaz la regeneración del bosque.

Esa vitalidad asombrosa y capacidad de resurgir de las cenizas, así como su hoja siempre verde, lo han hecho símbolo de la inmortalidad.

Este árbol, entre los romanos, estaba consagrado a la ninfa Cardea, que vivía en el Lucus Helerni, un bosque sagrado a orillas del Tíber. Cuenta su leyenda que se insinuaba a los incautos con sus encantos con el fin de atraerlos al corazón del bosque y allí los burlaba desapareciendo sin que nunca nadie lograra encontrarla. Aquel juego terminó cuando Jano se enamoró de ella y la ninfa no pudo esconderse del dios de las dos caras que, a cambio del amor robado, le concedió el poder de espantar a las brujas, así como de curar a los niños, a los enfermos y a los hechizados. Según cuenta Ovidio, cuando se la invocaba, usaba una varita de madroño con la que tocaba por tres veces las puertas y los umbrales conjurando de esa manera todo mal, «su poder es abrir lo que está cerrado y cerrar lo que está abierto». Los romanos utilizaban este árbol en sus ceremonias fúnebres, tal como cuenta Virgilio en la Eneida, cuando relata el último adiós a Palente (Libro XI) " Otros, solícitos, tejen con varas de madroño y ramas de encina el entramado de un blando féretro, y dan sombra con techo de hojas al lecho así formado..."

10 comentarios:

Fernando de la Riva dijo...

Una vez más, quiero darte las gracias por tus historias sencillas y hermosas, llenas de poesía.
Y darte también las gracias por escribirlas en galego -tu lengua- y por el esfuerzo de traducirlas.
Son doblemente hermosas por eso.
Gracias.

matrioska_verde dijo...

las leyendas siempre son fantásticas.

biquiños,

mariajesusparadela dijo...

Eu quixera ter un érbedo porque me gustan moito os morogos, pero, inda que teño un bastante preto, non sei como conseguilo ¿sábelo ti?

Felipe Medina dijo...

Entrar en tu casa es aprender.Gracias

Bicos

Mercedes Pinto dijo...

Lo mejor de tu casa es que disfrutas de la buena lectura y además siempre te vas con una gran lección aprendida.
Gracias.

Maripaz dijo...

Cuando te visíto, siempre me llevo algo de tu sabiduria.

Muchas gracias por compartirlo y hacerlo tan ameno.

biquiños

Isabel Barceló Chico dijo...

Y además, su fruto, el madroño, es también apreciado para hacer licores. Al menos, yo lo he probado... Deliciosa entrada, querida amiga, con un hermosísimo sabor mítico.

Juan Carlos dijo...

Otra cosa curiosa de los madroños es que sus frutos, cuando están muy maduros, fermentan y se convierten en alcohol y se puede coger una borrachera sólo por comerlos. Personalmente algún pájaro he visto algo perjudicado y el que subscribe se perjudicó una vez por zampar demasiados. ¡Menuda tea!
María Jesús, Las semillas deben recogerse de los frutos ya maduros, entre noviembre y diciembre, y sumergirlas durante varios días en agua para limpiarlas y extraerles la pulpa. Se almacenan en el frigorífico entre arena húmeda. La germinación mediante semillas suele ser lenta y en el caso de que no germinen, éstas se pueden dejar en el exterior durante el otoño para que germinen la primavera siguiente.
Los esquejes son muy complicados. Han de ser de tallos jóvenes, y enraizados en un ambiente de humedad alta y con calor de fondo, alrededor de 20ºC.

RGAlmazán dijo...

Bellísimas leyendas unidas por el madroño. Madrid es la villa del oso y del madroño, porque dicen que había de los dos en abundancia. Hoy osos no quedas y madroños pocos. Pero cuando vea uno me haré una vara para ver si tengo poderes ocultos.
Bicos.

Salud y República

Eastriver dijo...

Dilaida, qué fascinante historia, cuánta magia siempre en la mitología y en la literatura clásica. Tengo tantas lagunas... porque es inagotable fuente. Cuanto más sabes nuevos mitos descubres, o nuevas versiones de mitos viejos.

Has convertido tu blog en un espacio entrañable y de referencia, disfruto como en pocos. Y además siento cada vez más ganas de estudiar clásicas, la verdad.