viernes, 14 de octubre de 2011

Froitos do outono




froitos do érbedo, os morogos


érbedo (a esta árbore adiqueille unha entrada hai algún tempo)

"A historia dos homes é a historia dos seus desencontros con deus, nin el nos entende a nós nin nós o entendemos a el", di Saramago en Caín.


A muller de Lot


Talvez mirei cara atrás por curiosidade.


Pero ademais de curiosidade puiden ter outras razóns.


Mirei cara atrás porque me deu tristeza a cunca de prata.


Por distracción: amarrando o cordón da sandalia.


Para non mirar máis a caluga xusta


do meu marido, Lot.


Pola seguridade repentina de que se eu morrese,


el non se detería


Pola desobediencia natural dos humildes.


Escoitando como nos perseguían.


Conmovida polo silencio, pensando que Deus cambiaría de idea.


As nosas dúas fillas perdíanse xa tras o outeiro.


Sentín a vellez en min. O afastamento.


O inútil de viaxar. Sono.


Mirei cara atrás mentres puña o meu fardelo no chan.


Mirei cara atrás preocupada polo seguinte paso.


No meu camiño apareceron serpes,


arañas, ratos de campo e pitos de voitre.


Nin bos, nin malos; simplemente o vivo, todo,


brincaba e arrastrábase por un temor colectivo.


Mirei cara atrás por soidade.


Pola vergoña de fuxir ás agachadas.


Polas ganas de berrar, de regresar.


Ou porque xusto entón soltouse o vento,


desatou o meu pelo e levantoume o vestido.


Sentín que me vían desde os muros de Sodoma


e morrían de risa, unha e outra vez.


Mirei cara atrás enchida de rabia.


Para gozar plenamente a súa ruína.


Mirei cara atrás por todas as razóns mencionadas.


Mirei cara atrás sen querer.


Foi só que unha rocha virou gruñindo baixo os meus pés.


Que unha greta de súpeto cortoume o paso.


Na beira un hámster axitaba as patas dianteiras.


E entón ambos miramos cara atrás.


Non, non. Eu seguín correndo, arrastrándome e rubindo


ata que a escuridade caeu do ceo,


e con ela cascallos ardendo e aves mortas.


Por falta de alento varias veces perdín o equilibrio.


Se alguén me viu, pensaría que bailaba.


É posible que tivese os ollos abertos.


Que caese mirando cara á cidade.



Wislawa Szymborska




Versión en Castelán


Madroño

"La historia de los hombres es la historia de sus desencuentros con dios, ni él nos entiende a nosotros ni nosotros lo entendemos a él”, dice Saramago en Caín




La mujer de Lot


Tal vez miré hacia atrás por curiosidad.


Pero además de curiosidad pude tener otras razones.


Miré hacia atrás porque me dio tristeza la escudilla de plata.


Por distracción: amarrándome el cordón de la sandalia.


Para no mirar más la nuca justa


de mi marido, Lot.


Por la seguridad repentina de que si yo muriera,


él no se detendría


Por la desobediencia natural de los humildes.


Escuchando cómo nos perseguían.


Conmovida por el silencio, pensando que Dios cambiaría de idea.


Nuestras dos hijas se perdían ya tras la colina.


Sentí la vejez en mí. El alejamiento.


Lo inútil de viajar. Sueño.


Miré hacia atrás mientras ponía mi hatillo en el suelo.


Miré hacia atrás preocupada por el siguiente paso.


En mi camino aparecieron serpientes,


arañas, ratones de campo y polluelos de buitre.


Ni buenos, ni malos; simplemente lo vivo, todo,


brincaba y se arrastraba por un temor colectivo.


Miré hacia atrás por soledad.


Por la vergüenza de huir a escondidas.


Por las ganas de gritar, de regresar.


O porque justo entonces se soltó el viento,


desató mi pelo y me levantó el vestido.


Sentí que me veían desde los muros de Sodoma


y se morían de risa, una y otra vez.


Miré hacia atrás llena de rabia.


Para gozar plenamente su ruina.


Miré hacia atrás por todas las razones mencionadas.


Miré hacia atrás sin querer.


Fue sólo que una roca giró gruñendo bajo mis pies.


Que una grieta de pronto me cortó el paso.


En la orilla un hámster agitaba las patas delanteras.


Y entonces ambos miramos hacia atrás.


No, no. Yo seguí corriendo, arrastrándome y trepando


hasta que la oscuridad cayó del cielo,


y con ella grava ardiendo y aves muertas.


Por falta de aliento varias veces perdí el equilibrio.


Si alguien me hubiera visto, pensaría que bailaba.


Es posible que haya tenido los ojos abiertos.


Que haya caído mirando hacia la ciudad.



Wislawa Szymborska

18 comentarios:

Eastriver dijo...

Los dioses y los hombres... Impresionante frase, impresionante poema. Esta mujer me impresiona porque tiene poemas tan delicados y dolientes, siempre acaban convertidos en un ensimismamiento en que es difícil seguirle, como la locura convertida en danza y estas cosas, cayendo de bruces, en fin, un poema imponente, como siempre que convierte la anécdota en categoría.

Me gusta verte estupenda otra vez.

Juan Carlos dijo...

Hermoso relato/poema. Y hermosos los frutos del madroño. Me gusta el nombre en gallego: morogos
Salu2

Txema dijo...

Precioso texto. Excelente

Bicos

Concha L. F. dijo...

Oes! Non sabes como me gustan os morogos!
Pero a mirada de sal, a de a muller de Lot... Non sei. non me gustaría quedarme petrificada.

Que me gustou todo isto! Ánimo!

Bicos.

matrioska_verde dijo...

que poema tan intenso... biquiños,

Anónimo dijo...

Si no nos entendemos con nuestros iguales, ¿cómo vamos a entendernos con dios?...tal vez porque dios guarda silencio...jejejeje¡ me recuerda algo.
Una mujer de escelente escritura.
La mujer de Lot se tendría que haber quedado en Sodoma y Gomorra...¡es broma!
Marisol deseo que estés bien.

Maripaz dijo...

Que preciosas fotografias!!
El poema, una maravilla.
Me alegra tenerte de nuevo.
Bicos

emejota dijo...

Las imágenes bellas, como todas las tuyas. El poema me ha conmovido, es terrible pero me resuena tanto. Beso.

Isabel Martínez Barquero dijo...

Impresionante el poema de Wislawa Szymborska. Me gusta mucho esta poeta, una mujer intensa con una voz muy personal.
Las fotografías, bellísimas.
Bicos, querida Dilaida.

RGAlmazán dijo...

Pobre mujer de Lot. Como si mirar atrás fuera un delito. Hay muchas razones para mirar atrás. Y sobre todo, muchas, para no mirar sólo para adelante.
Bicos

Salud y República

mariajesusparadela dijo...

Ó fin, alguén comprende á muller de Lot.
¡Qué fermoso poema y qué empatía!

Rita dijo...

Bonito poema, contesta aunque sea figuradamente muchas de mis preguntas sobre éste personaje
bicos

Paz Zeltia dijo...

eu non sabía o seu nome en galego, sempre lle chamei madroños... o outro día comín uns que atopei nun xardín en Mabegondo. Nunca os probara. os que estaban ben maduriños eran moi doces.

enton os froitos son morogos... e a árbore érbedo... canto aprendo sempre no teu blog. [gústame que volvas andar por aquí] :-)

O poema é terrible. Impresiona.

m.eugènia creus-piqué dijo...

Te dejo un abrazo Dilaida, me han gustado mucho las fotos-MUAKKKKKK

ARO dijo...

El poema es grandioso, de los que dejan huella. Qué mal dios el que condena a un ser humano por solo girar la cabeza hacia atrás.

José Vte. dijo...

Cuantas posibles razones tuvo la mujer de Lot para desobececer el mandato divino, y todas ellas muy humanas y predecibles. Es que seguir los designios de Dios así sin más, sin razones, es realmente complicado.

Un extraordinario poema.

Un abrazo

MAMÉ VALDÉS dijo...

Espero que algún día los dioses les den más protagonismos a las mujeres desde Eva no levantan cabeza, un saludo.

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola, Dilaida:

Hay momentos en que es mejor no volver la vista atrás... Mirar el futuro con optimismo.

Qué bonitas fotografías nos regalas.

Un abrazo.