Miraba dende a fiestra ou subía ao penedo de Foxacos para seguir mirando aquela paisaxe, sempre cara á sur, alí ao lonxe, case no horizonte... quería estar alí pero non quería abandonar o lugar onde se atopaba, ufff!, demasiado complicado. Ela só tiña nove, dez,... anos e ninguén lle quería explicar porque non podía estar tamén nese outro lugar. Demasiados segredos, aínda que ela escoitaba..., escoitaba tantas cousas que non entendía!
Á bisavoa tamén lle gustaba mirar, nos derradeiros anos da súa vida, pola noite, estaba convencida que vía ao seu marido que morrera había varios anos. Dicía "mira ao Manuel, xa anda dando voltas arredor da igrexa, aínda se lle vai apagar o farol". "Avoa", berraba a rapaza, mirando para ela para que lese nos seus beizos, "alí non hai ninguén". "Como que non hai ninguén pelandrana?, está o Manuel co farol ou estás cega?"
Versión en castelán
Miraba desde la ventana o subía a la peña de Foxacos para seguir mirando aquel paisaje, siempre hacia el sur, allí en la lejanía, casi en el horizonte... quería estar allí pero no quería abandonar el lugar donde se encontraba, ¡ufff!, demasiado complicado. Ella sólo tenía nueve, diez,... años y nadie le quería explicar porque no podía estar también en ese otro lugar. Demasiados secretos, aunque ella escuchaba..., ¡escuchaba tantas cosas que no entendía!
A la bisabuela también le gustaba mirar, en los últimos años de su vida, por la noche, estaba convencida que vía a su marido que había muerto hacía varios años. Decía "mira al Manuel, ya anda dando vueltas alrededor de la iglesia, aun se le va a apagar la farola". "Abuela", chillaba la niña, mirando para ella para que leyese en sus labios, "allí no hay nadie". "¿Cómo que no hay nadie pelandrana?, está Manuel con la farola o ¿estás ciega?"
A la bisabuela también le gustaba mirar, en los últimos años de su vida, por la noche, estaba convencida que vía a su marido que había muerto hacía varios años. Decía "mira al Manuel, ya anda dando vueltas alrededor de la iglesia, aun se le va a apagar la farola". "Abuela", chillaba la niña, mirando para ella para que leyese en sus labios, "allí no hay nadie". "¿Cómo que no hay nadie pelandrana?, está Manuel con la farola o ¿estás ciega?"
14 comentarios:
Los árboles, desde antiguo, han sido el espacio del misterio, de lo sagrado. En ellos, en las montañas, en las sombras que dibujan de noche, otras dimensiones se abren, o por lo menos se insinúan. Si existe además la sensibilidad suficiente, uno ve claro.
Y nos hablan, aunque estemos muchas veces sordos.
bicos
Qué difícil es explicar las dificultades que la realidad impone cuando el sentimiento ahoga.
Bicos
Precioso paisaje, una maravilla desde donde se puede ver y oír por encima de la realidad.
Bicos
Imagino esa paisaje que nos muestras de noche y entiendo a la abuela y me pregunto cómo no intuiría al Manuel la niña.
Desde que conocí por vez primera Galicia, entendí lo de la Santa Compaña y muchas otras leyendas. Esos paisajes son mágicos.
Un abrazo bien grandote, querida Dilaida.
A veces se mira sin ver otras, se ve más allá de la mirada.
¿Recuerdos del pasado o del presente?
Un saludo desde el sur del sur...
Pelandrana!! fai ben anos que non escoito esa palabra.
Unha paisaxe ben fermosa.
cada un ve o que quere, faltaría mais, e a túa bisavoa ven que o sabía.
biquiños,
encántanme os teus contos.
que paisaxe preciosa, canto que mirar nela... andar os camiños entre as casas cheas de historias e segredos, meterse por entre as vides, baixar cara as árbores, chegar ata o regueiro? que hai no fondo, volver subir polo monte de enfronte ata onde da o sol e contemplardende o outro lado a aldea, as vides...
Es un paisaje que invita a tantas cosas...no me extraña que la niña quiera estar y que la abuela vea lo que desea ver
bicos
Hay algo mágico en el relato y en el paisaje. Galicia es un paraiso.
Bicos.
Esta vez tardas máis en publicar un novo post do habitual...
espero que todo vaia ben.
bicos
Ayy, que maravilla!! Tengo ese paisaje metido en mi retina. Cuanto lo echo de menos.
Moitos bicos
Publicar un comentario